Cuando un sultán otomano del siglo XVII ordenó al arquitecto Mehmet Aga que construyera una mezquita cuya magnificencia superara la de una majestuosa iglesia bizantina, el resultado fue una estructura imponente de cúpulas en escalera y el interior decorado con bellos mosaicos azules.
El papa Benedicto XVI pasó brevemente por la famosa Mezquita Azul el jueves en un gesto conciliador para con los musulmanes. Su antecesor, Juan Pablo II, visitó una mezquita en Siria en 2001.
La Mezquita Azul, llamada oficialmente Mezquita del Sultán Ahmet, se alza frente a Hagia Sofia (Santa Sofía), construida hace 1.500 años, que fue la iglesia bizantina principal de Constantinopla, la moderna Estambul, antes de ser transformada en mezquita cuando los musulmanes conquistaron la ciudad en 1453. En la actualidad es un museo.
Ahmet I, quien gobernó de 1603 a 1617, hizo construir la Mezquita Azul para demostrar que los arquitectos musulmanes eran tan geniales como los constructores de Hagia Sofia.
El nombre extraoficial del templo proviene de los azulejos florales provenientes de Iznik, en el noroeste de Turquía, que revisten sus muros. La construcción concluyó en 1616, un año antes de la muerte de Agmet I a los 27 años de edad. Los sultanes dirigían las oraciones de los viernes en el lugar.
Hoy, la mezquita es visitada por millares de turistas, que ingresan por una puerta distinta a los fieles para respetar el carácter sagrado del recinto.